Una concentración, 50 años de remates, y muchos Colorados

El Nuevo Roble, de Juan Carlos Risueño, junto a El Recuerdo, de Jorge Jacquier, y al aporte de otras cabañas, hacen cada primavera una subasta exclusiva de Angus Colorado. Llevan 50 años auspiciados por la Asociación.

El Nuevo Roble, de Juan Carlos Risueño, junto a El Recuerdo, de Jorge Jacquier, y al aporte de otras cabañas, hacen cada primavera una subasta exclusiva de Angus Colorado. Llevan 50 años auspiciados por la Asociación.

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El Nuevo Roble reunió 600 cabezas en su Remate 50° Aniversario en 2025.


Fue de los pioneros en una variedad del Angus que, al comenzar esta historia, era una rareza en el ganado vacuno argentino. Con ese ganado particular, en 2025, cumplió 50 años como remate auspiciado por la Asociación, haciéndose fuerte en el sudoeste bonaerense, pero también gracias a la visibilidad de la televisación, el streaming y las redes, en otras geografías del país.


El Nuevo Roble, en Huanguelén (Coronel Suárez/Guaminí, BA) es una cabaña muy conocida, desde 1975, por su remate exclusivo de Angus Colorado -por estos tiempos ya sin ser una rareza e instalado como una variante de la raza con vuelo propio en el país-.


Juan Carlos Risueño (67), junto a Jorqe Jacquier, de cabaña El Recuerdo, son los impulsores de este remate que, en su última edición 50° Aniversario (septiembre 2025), junto a unas 14 cabañas de la región, reunió 600 cabezas de la versión más joven del Angus en la Argentina.


“En la zona de Huanguelén y Bonifacio, siempre hubo mucho Colorado. No era común verlo en esos años en el resto del país. Estaba todo acá. Había dos estancias grandes como Cochicó y La Aventura, que tenían rodeos grandes, formados a partir de un remate realizado en la zona hacia 1957”.


Juan Carlos Risueño: “Somos una cabaña chica con mucha trayectoria”.



Juan Carlos refiere una historia que dice que años antes, dos coroneles escoceses, Knight y Porteus, llegaron a la provincia de Santa Fe con unas 10 vaquillonas y 2 toros colorados, los primeros que entraron al país. Los dejaron en cabañas Abeerden Angus, con el pedido de que cuando naciera un Angus Colorado, que en Escocia se consideraba un defecto de la raza, no lo sacrificaran y se los guardaran. Luego, desde Santa Fe, parte de esos rodeos llegaron a la zona de Azul y parte a la zona de Bonifacio y Huanguelén.


Jorge Jacquier y Juan Carlos Risueño al recibir un reconocimiento de Angus por parte de Carlos Fernández.



De la concentración al remate

Con el rodeo Angus Colorado mayoritariamente concentrado en Huanguelén y la zona, a unos productores se les ocurrió hacer una concentración de Angus Colorado, algo inédito para la época y que se concretó el 4 de julio de 1975.
Había productores chicos y también de estancias grandes, como Cochicó, Los Plátanos y Agromelú”, además de la cabaña El Roble, del padre de Juan Carlos que por entonces con apenas 17 años era el “che pibe” de esa concentración. Así bautizada porque no se lo veía como un remate que fuera a repetirse muchas veces, y en tiempos de la Corporación Argentina de Angus, la subasta estuvo a cargo de las consignatarias Monasterio y Arnaude que vendieron 1.000 colorados. Un número nada despreciable.


“Al otro año se mantuvo el entusiasmo y se propuso hacer otro remate que volvieron a hacer Arnaude y Monasterio, que finalmente quedó sola como rematadora hasta 2001. Desde ese año, el remate está a cargo una firma local de Huanguelén, Martín y Alonso, que lo sigue haciendo hasta la actualidad”.
Pese a nacer como “concentración”, ese primer remate y los 49 que vinieron después tuvieron el auspicio de Angus. “Desde el primer remate tuvimos el auspicio de la asociación, los primeros años 40 años de remates siempre se ofrecía un encierre con premios de estímulo y había una especie de jura que hacía un inspector de la Asociación”, cuenta Juan Carlos.
Normalmente los remates de El Nuevo Roble rondan entre 400 y 500 animales Angus Colorado y este año con motivo de los 50 años del evento llegaron a 600 cabezas.

  • En el Nuevo Roble hacés Angus Colorado de pedigree o puro controlado?

  • Hago las dos cosas. En realidad, la cabaña la empezó mi padre como El Roble y era puro controlado. Yo tenía también mi parte de puro controlado, pero empecé a hacer pedigree, hace 20 años. Cuando fallece mi viejo, ya tenía mi cabaña El Nuevo Roble. Elegí quedarme con el nombre mío, a pesar de que El Roble tenía más trayectoria”.


Muy de campo

Aunque mantiene ambos registros, El Nuevo Roble solo se dedica a la producción y no participa en exposiciones “Somos una cabaña chica. Si bien tenemos mucha trayectoria, nos conocen mucho a nivel país por el remate y hacemos un pedigree muy de campo. Hoy hacemos mitad pedigree y mitad puro controlado”.
Para Juan Carlos, un “pedigree muy de campo” implica una producción artesanal de un ganado rústico, pensado más para la producción que para show”, más allá de que sus animales han estado en centros de inseminación.
“Producimos 60 toros y 60 vaquillonas al año, entre 120 y 150 animales. De los 60 toros, van 45 al remate y 15 se venden en el campo. De los que van al remate, unos 20 son de pedigree. No son de bozal, son animales que se crían en el campo, sueltos, y se suplementan oportunamente 2 o 3 meses antes del remate, según el año”.
En cuanto al remate, Juan Carlos se encarga de aclarar que las 400 a 500 cabezas que El Nuevo Roble subasta en su cita anual colorada, en Huanguelén, son fruto de la unión de esfuerzos de varias cabañas de la zona.
“El remate no lo hago yo solamente, porque participan más cabañas. Hay dos que tenemos PC y pedigree: El Nuevo Roble y El Recuerdo, de Jorge Jaquier. Entre las dos habrá más o menos son unos 160 animales. El resto hasta completar los 600 son de criadores de Angus Colorado de la zona con hacienda general y Angus MAS”.
Y agrega: “tenemos clientes de La Pampa, Córdoba, San Luis, la zona de Bahía Blanca hacia La Pampa y algo en Entre Ríos, también.


Hay futuro

Aunque tiene la historia ya contada, en realidad los 50 años del remate colorado de El Nuevo Roble es más personal. “Sucede que el remate es un poco parte de mi historia. Soy el único de los vivos que estuvo en los 50 remates Tenía 17 años cuando empezó el primer remate”, recuerda Juan Carlos.


Sus 50 años de remate y 17 más de vida también le dieron a Juan Carlos otras satisfacciones: “Tengo un hijo veterinario y asesor de cabañas -Juan Manuel (40)- y una hija -María Cecilia (43)-, licenciada en producción animal. Los dos están en el rubro, así que hay continuidad. Ellos ya colaboran en la empresa. Esto es lo que nos da futuro. El remate tiene futuro para seguir”.


Como criador y ganadero, Juan Carlos ve al negocio “bien y con mucho futuro. Creo que la gente entendió que tenía que comprar un toro en una cabaña con todas las garantías, porque en realidad el toro ordinario o el bueno gastan lo mismo y comen lo mismo, entonces la gente empezó a darse cuenta que la genética sirve”.


Y agregó: “En esto, los feedlots nos dieron una buena mano, porque antiguamente el productor compraba un ternero y lo engordaba a pasto y capaz que lo tenía en el campo un año y pico, y el día que lo vendía ni se acordaba de quién era, ni cuando lo había comprado. En cambio, ahora sabe de qué genética es el ternero, paga toros buenos y después tiene terneros superiores.


Otra cosa que ayudó mucho fue cuando empezó el periodismo rural, que hizo conocer lo que nosotros hacíamos a nivel país, ya sea por las revistas, por la televisión y por las redes (fines de la década del ’80). Sobre todo, Canal Rural nos permitió con los distintos programas, que un tipo de Chaco sepa que Risueño tiene una cabaña en Huanguelén”.

  • ¿Cómo te gustaría cerrar la nota, Juan Carlos?

  • Simplemente agradecer el apoyo que nos da siempre Martín y Alonso, que nos da seguridad en la parte comercial. Y por supuesto a los criadores que nos acompañan hace muchos años en el remate. Gracias a ellos podemos hacerlo. Solos, no podríamos con nuestros 150 animales. Con ellos, podemos sumar unos 500 a 600 animales cada año.


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