“La filosofía de la familia”: la empresa agropecuaria que hoy es un caso de éxito
En campos destinados tradicionalmente a cría en la Cuenca del Salado, Ricardo Orazi desarrolla recría, agricultura y cabaña con procesos innovadores.

La Pastoriza comenzó con un campo que fue comprado por Juan José Orazi a fines de la década del 50. Era un emprendedor y luego adquirió dos más. Su hijo siguió el derrotero y en 1976 buscó mejorar la productividad original con pasturas consociadas, servicio estacionado, inseminación artificial para progresar con el mejoramiento genético, etc. “La filosofía de la familia fue siempre la mejora continua, que nos sigue guiando en cada ciclo de trabajo”, cuenta Ricardo Orazi, nieto de Juan José y actual titular de la empresa.
El traspaso de la conducción fue muy ordenado entre las sucesivas generaciones porque esa es una de las premisas de la familia. El abuelo fundador dejó la empresa a cargo del padre de Ricardo a edad temprana (22 años) y este hizo lo mismo con Ricardo, aunque siguen trabajando juntos en los tres campos.
Los Orazi rompieron el molde tradicional de producción en la Cuenca del río Salado. En esa región, de suelos overos, son comunes planteos de cría vacuna con poco personal y baja carga, lo que lleva a una magra producción de carne por hectárea, con venta de terneros livianos al destete como casi única actividad agropecuaria. La familia Orazi se alejó de ese modelo tradicional y hoy, en los campos de la Cuenca de Salado, desarrolla un planteo de cría, recría, venta de reproductores de pedigrí y agricultura en las mejores partes que da empleo a 28 personas. Con la cabaña, en la última exposición de Palermo, obtuvieron la segunda Mejor Ternera Angus Colorada y el tercer Mejor Ternero de esa raza.
La empresa de Orazi incluye el establecimiento La Pastoriza, ubicado en San Miguel del Monte; Santo Domingo, en el partido de Las Flores, y El Madrigal en el partido de Cañuelas. “En total son 6000 hectáreas con características específicas, pero en todos los campos tenemos como objetivo desarrollar reproductores o producción comercial de carne en condiciones pastoriles, adaptadas a la región de la Cuenca del Salado de la provincia de Buenos Aires”, resalta Orazi.

La cabaña tiene como raza principal al Angus y se utilizan herramientas de tecnología para mejoramiento animal incorporadas en un sistema de cría comercial de la zona. “Producir reproductores para el ambiente y el sistema de producción de la cuenca es el principal objetivo del mejoramiento genético de la cabaña, y el sistema de producción de reproductores es igual al de un rodeo comercial de cría de la zona”, añade.
La agricultura tiene lugar en el 30% de la superficie aprovechando los mejores sectores de media loma y loma, y está enfocada a producir los recursos forrajeros necesarios para la actividad ganadera. Así, genera picados de avena, sorgo o maíz que se utilizan para la alimentación de las distintas categorías ganaderas. También se siembran pasturas y verdeos de invierno y verano para pastoreo directo o reservas en forma de rollos.
Los animales del rodeo comercial de cría y los reproductores están adaptados a la producción forrajera de la cuenca del Salado, caracterizada por un exceso de oferta en primavera y verano y una restricción importante en el invierno. Con ese marco, el programa genético apunta a hembras y toros que permitan seguir produciendo en épocas de escasez de forraje apoyados con el uso de reservas.
Por esa razón, las vacas de cría y de la cabaña son rústicas. “Pueden producir en ese ambiente, pero generan un ternero que puede convertirse en un novillito de consumo o pueden producir un animal pesado de exportación o un toro de 700 kilos a los dos años”, diferencia Ricardo.

Las vacas son de tamaño moderado, pero pesadas. Por ejemplo, un vientre de segundo parto pesa 480-500 kilos y los toros de 2 años llegan a los 650-680 kilos en condiciones de trabajo. Una vaca de refugo se puede vender con 550-580 kilos.
Rodeo comercial de cría
El servicio de las vacas generales y de la cabaña está estacionado en octubre, noviembre y diciembre. El plan sanitario es convencional, pero además tiene como objetivo vender animales negativos a paratuberculosis con un sangrado previo a la venta. Tanto el rodeo comercial como la hacienda de cabaña, reciben inseminación artificial a tiempo fijo.
El planteo forrajero tiene como base pasturas consociadas, verdeos de invierno (sobre todo raigrás) y el voleo de avena o raigrás con Altina en los maíces. Las pasturas están integradas por festuca, agropiro y lotus de acuerdo a la calidad de cada lote. Se utilizan principalmente en primavera y verano para recría y los rodeos paridos con ternero el pie. Durante el invierno, el 100% de las vacas siguen en pastoreo con suplementación de rollos.
La recría se apoya con autoconsumo de picado de maíz en bolsones durante el primer invierno suplementando lo que los terneros levantan de las pasturas. Las hembras de invernada se venden como tales. Los mejores terneros se orientan hacia toros con venta a los dos años. El resto se comercializa como invernada o sale como novillito recriado a fin de año.
Agricultura de apoyo
En 1000 hectáreas se desarrollan cultivos en rotación, en la que la soja entra para limpiar potreros o para romper pasturas. “La rotación agrícola dura tres años y luego se implanta una pastura que dura cinco o seis años para volver nuevamente a la agricultura”, sostiene Orazi. La rotación incluye maíz, soja y verdeo de invierno, sobre todo avena para semilla y cosecha. También se implanta moha para confeccionar rollos en verano.

Los rendimientos agrícolas son los de la cuenca del Salado. “En buenos años se pueden alcanzar 6000 a 7000 kilos por hectárea de maíz temprano como promedio y 3000 a 3500 kilos de soja de primera”, detalla Orazi.
Cabaña con particularidades
“Tanto en la cabaña como en el rodeo comercial de cría, los rasgos que se han seleccionado durante 50 años han sido fertilidad y facilidad de parto y ya están incorporados. Obviamente, no se perdona a la vaca que no queda preñada en el periodo de servicio y se la elimina sin contemplaciones”, agrega el empresario. En la cabaña se transfieren más de 500 embriones por año.
En la selección también se tienen en cuenta muchos caracteres carniceros, como la calidad de la carne, el ancho del lomo, el descenso de los cuartos y la profundidad de las costillas. “Últimamente se agregó la selección por características de la carcasa, como el área del ojo del bife y el marmoreado, con el programa ERA de la Asociación Argentina de Angus y con el auxilio de la evaluación genómica. Con estas tecnologías se pueden estimar los datos de calidad de carne pensando que en algún momento el mercado va a pagar un diferencial por el producto de mejores características”, proyecta Orazi
Como consecuencia de ese proceso de mejoramiento, la cabaña está creciendo ininterrumpidamente. Pasó de vender 200 toros por año hace tres años a 400 proyectados para 2025. Está avanzando sobre todo en hacienda de pedigrí, con mucha información y garantías productivas, que es lo que cada vez tiene mayor demanda.
La cabaña también produce reproductores Angus Colorado, que reciben un sobreprecio comparativamente con los negros; lo mismo pasa con su descendencia. La razón de este plus de valor es que hay muy buena genética de Angus Colorado en la Argentina. “Se ha trabajado mucho en el país y hoy configura aproximadamente el 50% de los toros que presentamos en los remates”, sostiene Orazi.
Dentro del plan de trabajo de la cabaña, una particularidad es que tiene programas asociativos. Organiza remates a lo largo del año y en algunos participan clientes con vacas con genética de La Pastoriza. De esta forma, se abren las tranqueras del evento para que los clientes puedan tener una salida comercial argumentando que lo que presentan es “producción emergente de La Pastoriza”. De esa forma, “más de 500 vientres de 25 remitentes de distintas zonas y manejos vienen al remate con la etiqueta de la genética de la cabaña”, destaca Orazi. Los compradores de esa hacienda son productores que buscan un buen vientre respaldado por una genética de calidad.
Otra particularidad de la cabaña es la utilización de toros jóvenes antes de su venta como reproductores. “Se seleccionan toritos de 13 meses y se utilizan en los propios rodeos con determinada cantidad de vientres. Pesan 450-500 kilos y antes de entrar a servicio se les hace un análisis de la calidad seminal. Finalizada la temporada de monta, son preparados para comercializarse a los dos años”, explica el empresario. De esta forma, se concreta un uso propio anticipado y luego se da un destino comercial, con un doble ingreso.
“Disponer de toros en servicio a los 13 meses demuestra la precocidad y fertilidad de esos animales lograda a través de muchos años de selección y da mayor velocidad al programa genético”, destaca Ricardo. “Es un esquema innovador que se contrapone a lo que se hace normalmente que es vender los toros recién a los dos años”, concluye.
Gentileza de: La Nación
https://www.lanacion.com.ar/economia/campo/la-filosofia-de-la-familia-la-empresa-agropecuaria-que-cambio-la-realidad-de-una-region-y-hoy-es-un-nid20102025/


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