Marcangus: generosidad de ideas, de contactos y de escucha por un objetivo común

Se declara un impulsor del asociativismo y dice a quien quiera escucharlo que el productor es muy bueno tranqueras adentro, pero tiene que trabajar más integrado fuera de su campo, para potenciarse con otros colegas y hasta para hacerse conocer en la sociedad en general.
Alejandro Guiroy (65), ingeniero en Producción Agropecuaria, nacido y criado en Palermo, hace 40 años vive en Venado Tuerto (SF), desde donde en 2011 impulsó Marcangus, uno de los remates múltiples de Angus. De familia ganadera, hasta 1998 trabajó en la empresa de su padre, con campos en Corrientes, que capitalizaba hacienda en Buenos Aires.
Alejandro se encargaba de esos negocios engordando novillos en campos de terceros. “Trabajar en la empresa familiar me permitió conocer distintas zonas, productores y modelos productivos. Hacia fines de los ’90 empezaron a achicarse las capitalizaciones, por el avance de la soja, mi padre tenía campos alquilados, entre ellos uno cercano a Venado Tuerto, en el Sur de Córdoba, y me quedé en esa zona”. Fue cuando los propietarios de ese campo, al terminarse un contrato, le ofrecieron engordar allí su hacienda, ser socios y atender ese establecimiento.
“Empecé por la vaca de cría, probé por unos años, no me funcionó y me di cuenta que tenía que lograr valor agregado vendiendo genética. Arranqué tímidamente con la cabaña La Unión, en 1998, que hoy forma parte de Marcangus”.

Alejandro Guiroy: “Marcangus es el fruto de la asociatividad pura”
Cuando la cabaña fue ganando escala, vio la necesidad de salir de la venta particular para vender mayor cantidad de reproductores. Así fue armando una sociedad, con 3 o 4 integrantes, que nació como Angus Venado, en 2011, y que hace unos 2 o 3 años se reinventó como Marcangus. “Es el fruto de la asociatividad pura. Vamos por un objetivo común, donde hay mucha generosidad entre los socios, no económica sino de ideas, de contactos, de escucha”, explica.
Chicos y grandes
Junto a La Unión, formaron Marcangus cabaña La Pastoriza (Monte, BA), de la familia Orazi y cabaña La Piedrita, de Méndez Duboi (Alejandro Roca, CBA), luego disuelta. “Como productor chico en el sur de Córdoba, tengo un socio como La Pastoriza, que me ha ayudado a organizarme y presentarme en los remates, a quien le estoy muy agradecido”, reconoce Alejandro.
Esta primavera, Marcangus celebrará su 15° remate. A La Unión y La Pastoriza se sumó Los Bichos, de Guillermo Simone (Carlos Keen, Luján, BA), formando el staff permanente de sus remates. En los últimos años, se integraron otras cabañas que, alternadamente, también acompañan a Marcangus. Son ellas Capiquí, de Fernando Pueyrredón, Agroedera y La Nueva Choza (las 3 de Alejo Ledesma, CBA), La Fija (Colón, BA), Covenagro, de Carlos Castagnani (Maggiolo, SF) y Las Bellotas, de Ricardo Venturino (Venado Tuerto, SF), que hacen Madre Angus Seleccionada (MaS).
Marcangus tiene 3 remates anuales: Otoño (junio), Primavera (septiembre) y Fin de Año (diciembre), en los que, entre todas las cabañas participantes, se venden alrededor de 80 toros y 600 vientres por año.
Como ejemplo del asociativismo que pregona, y permite la participación en Marcangus de cabañas de pedigree y de otras que hacen PC, Alejandro menciona el caso de Torniquete, el mejor toro colorado de la Expo Angus de Otoño, en 2024, que fue adquirido, en distintos porcentajes, por 11 cabañas de Marcangus en esa muestra, con un precio récord de 132.000 dólares.
“Llama mucho la atención que 11 firmas se pongan de acuerdo y compren un toro; eso demuestra que hay un espíritu empresario. Fue el precio más alto del mundo: ni en Estados Unidos se venden toros en esos valores”, asegura Alejandro. Y agrega que “esa compra permitió homogeneizar las líneas productivas y es una alternativa de asociación que otras cabañas podrían utilizar”. Es el camino que están siguiendo todos los remates asociados o múltiples Angus que existen actualmente.

Para Guiroy, los productores tienen que asociarse para mejorar la comercialización y que los frigoríficos reconozcan la calidad
Por qué asociarse

Sobre este punto, Alejandro Guiroy enfatiza: “Me parece importantísimo que los productores nos asociemos, no solo para hacernos conocer a la sociedad, sino que nos potenciemos. El productor es muy bueno tranqueras adentro, pero es malo tranqueras afuera porque no se asocia, no sabe venderse”, asegura.
Entre las ventajas de este tipo de remates, Guiroy destaca que al productor o criador chico, que no logra juntar una masa crítica para vender animales, o aun si lo lograra, los 3 remates anuales de Marcangus le permiten evitar hacer un remate en una sola fecha, con los riesgos climáticos y económicos que conlleva y condicionan sus resultados. “Haciendo 3 remates en el año tenemos un abanico comercial y bajamos el riesgo de una lluvia o una sequía”, explica.
Y agrega: “Nos permite asociarnos y compararnos. Hay compradores a los que les gusta un tipo de animal de determinada cabaña y en Marcangus tiene una paleta genética distinta. Además, es muy federal. Tenemos compradores de Entre Ríos, La Pampa, Córdoba y Buenos Aires”.
Siguiendo con su prédica respecto del asociativismo, Alejandro dice que “hay que aprender a escuchar a los socios, que es otra gran ventaja de este tipo de remates. “Sobre todo, saber escuchar las criticas o las observaciones que unos criadores o productores pueden hacerles a otros, para que mejoren su ganado. El Marcangus me abrió muchos canales comerciales y personales, y muchas satisfacciones en ámbitos que no son del remate. El hecho de asociarme y la compra de Torniquete hizo que mucha gente elogiara la posibilidad de asociarse”.
Guiroy sostiene que “los productores tenemos que asociarnos no solo para vender genética, sino también para mejorar infraestructuras comerciales, para que los frigoríficos reconozcan la calidad y nos paguen un plus, por ejemplo, por el ‘marbling’ que ahora se puso nuevamente de moda”.

Ganar-ganar es la clave
Sobre la situación actual del negocio ganadero señala que finalmente, en este 2025, “se alinearon los planetas, tenemos un buen valor en dólares, y hay demanda luego de muchísimos años de castigo a la producción y muchos años de sequía. Tenemos pasto, hay necesidad de poblar otra vez los campos, por eso hay mucha necesidad de vientres y la falta de novillos explica los valores récord, propios de la escasez”.
En este punto, Guiroy sostiene que la actual coyuntura es resultado de la falta de políticas de largo plazo y reglas claras. “Ojalá que esto no sea un veranito, que se mantenga, que el plan no sea solo de coyuntura, sino de mediano y largo plazo. Acá la clave es ganar-ganar. No sirve que ganen unos en detrimento de otros. Esa es la previsibilidad que necesita el ganadero”, asegura.



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